El origen de 'Ablitas'
La villa de Ablitas
Está documentado como núcleo habitado inmediatamente después de la reconquista de Tudela (1119), a cuyo fuero y jurisdicción fue adscrito por Alfonso I el Batallador. El mismo monarca puso la mezquita bajo la dependencia de Santa Maria de Tudela (1121), pero en el lugar subsistió una nutrida comunidad musulmana.
También debió de permanecer una minoría de origen judío. Tras una penetración aragonesa (1137), a la que respondió pronto García Ramírez el Restaurador con una contraofensiva en este nuevo sector de la frontera del reino pamplonés, la villa y el castillo estuvieron encomendados durante veinte años a Gonzalo de Azagra, “Tenente” también en Tudela.
Quedó luego directamente vinculada al patrimonio de la corona. En tiempos posteriores conservó su importancia de plaza fronteriza. Sufrió el asalto de grupos aragoneses incontrolados (1350-1352).
Carlos III otorgó (31 de enero de 1405) el señorío hereditario de la villa y su término al mariscal Martín Enríquez de Lacarra. El régimen señorial fue confirmado por Juan II (1439), el cual atribuyó también a sus titulares la jurisdicción baja y mediana (1450). La población, a la que el mismo soberano rebajó en su cuarta parte su contribución en concepto de cuarteles (1454), quedó así vinculada secularmente al linaje de Los Lacarra; estos iban a asumir incluso la jurisdicción criminal en primera instancia (1638), pocos años antes de que el señorío fuera instituido en condado (1652) con derechos de nombramiento de alcalde y dos regidores.
El concejo local, que mucho tiempo atrás había tratado de participar en la marcha del reino y había sido castigado (1300) por integrarse a Las juntas formadas frente al soberano francés Felipe I (IV) el Hermoso, está documentado par lo menús desde mediados del siglo XV.
No se conocen Los destinos de la floreciente aljama de moros, a la que habían tratado de incorporarse (1304) sus correligionarios de Ribaforada y que en el siglo XIV agrupaba más de la mitad de Los hogares de la villa.
El término, poseía canteras de alabastro que se explotaron para labrar capiteles del castillo de Tudela (1391-1394) e imágenes de Los reyes destinadas al palacio de Olite (1413).
Con cargo a Las pechas de la villa había fundado Enrique I(1271) en el monasterio femenino de Tulebras una capellanía perpetua, confirmada par Carlos III (1388); la citada donación del señorío a Los Lacarra privó de este beneficio a las monjas, Las cuales lograron finalmente que la princesa Leonor renovara la dotación (1477) con cargo a Los derechos que todavía corresponderían a la corona en concepto de cuarteles e imposición.
Al acabar el XVIII la gobernaban dos regidores y un alcalde que designaba el conde (entonces la condesa de Montijo).
A comienzos del siglo XIX, se recogía en el lugar trigo, cebada, uva, cáñamo y aceite; había pastos para ganado lanar y canteras de alabastro y yeso. Mediada la centuria, su tierra de cultivo se estimaba en 7.000 robos, algo menos que la que se debía cultivar a comienzos de siglo.